Aranceles al aluminio y acero ¿Serán aplicados a México?

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La amenaza de una guerra comercial desatada por Estados Unidos cimbró la economí­a mundial en este tercer mes de 2018. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, encendió los temores de una guerra comercial y una protesta de sus socios comerciales al anunciar, el primer dí­a de marzo, la aplicación de aranceles generales del 25% al acero y de 10% al aluminio, a partir de la segunda semana del mes.

Wilbur Ross, secretario de Comercio de ese paí­s, según notas de prensa publicadas el 4 de marzo, reveló que Trump planeaba aplicar los aranceles sin excepciones.

El anuncio provocó que el í­ndice Dow Jones cayera 500 puntos, sin embargo, subió el valor de las acciones de las empresas siderúrgicas norteamericanas. Las acciones de AK Steel Holding subí­an 10.8%, U.S. Steel avanzaba 7.4% y NUCOR ganaba un 3.4%, según nota difundida por el periódico El Universal. En tanto, las acciones de Boing caí­an, ya que se esperaba que los aranceles aumentarí­an los costos de transporte. 

Trump habí­a anunciado ví­a twitter que reconstruirí­a las industrias de acero y aluminio ya que habí­a recibido un mal trato durante décadas. Afirmaba que el sector del acero y el aluminio necesitan protección afectada según él, por un comercio injusto. Aunque China exporta solo el 2% de las importaciones estadounidenses, la expansión de su industria es lo que hizo caer los precios, provocando un exceso en la oferta global en el mercado del acero.

Las reacciones en México no se han hecho esperar, pues el anuncio ocurre durante las sesiones de la séptima ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio en donde el representante comercial especial de los Estados Unidos se ausentó de las sesiones para hacer consultas con el sector automotriz de su paí­s.

Sin embargo, en el caso de México y Canadá, los socios en el TLCAN, la amenaza comercial carece de fundamento puesto que ambos paí­ses son el destino principal de las exportaciones estadounidenses en hierro y acero, y no solamente esto, tienen ambos un enorme déficit comercial con ese paí­s en este renglón. 

El fundamento

El anuncio de aplicar aranceles a las industrias de acero y el aluminio hecho de 1 de marzo se desprende de una investigación realizada por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, publicado el 11 de enero de este año y denominado “El Efecto de las Importaciones de Acero en la Seguridad Nacional”. Dicha investigación fue conducida bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión del Comercio de 1962, de esa nación.

De acuerdo con ese estudio, el sector de acero el mercado libre global está afectado adversamente por el exceso de oferta crónico de China. La capacidad de producción de acero crudo nominal mundial alcanzó cerca de 2.4 miles de millones de toneladas métricas en 2016, un incremento de 127% de la capacidad comparado al nivel del 2000. Mientras, la capacidad de Estados Unidos se ha mantenido estable desde el 2001, con China produciendo más acero que el resto del mundo combinado.

Con esto, el Departamento de Comercio concluye que las importaciones de acero están debilitando la economí­a interna y constituye una amenaza que puede deteriorar la seguridad nacional, como se define en la Sección 232 de la citada Ley. En vista de lo anterior, determina que EE.UU. debe aumentar la producción de acero de las 81.9 millones de toneladas métricas (MTM) logradas en 2017, a 90.6 MTM. Dado que la demanda en 2017 se estimó en 107.3 MTM, eso significarí­a reducir las importaciones de 36 MTM reportadas en 2017, a 22.7 toneladas en el nuevo escenario. De acuerdo con esta fuente, esto implica que el porcentaje de penetración de las importaciones bajarí­a de 33.8% reportado en 2017, a 22% en el escenario proteccionista.

Esto significa que Estados Unidos dejarí­a de absorber cerca de 14 millones de toneladas métricas de acero, que buscarí­a penetrar otros mercados. El riesgo para México proviene no solo de la posibilidad de reducir sus exportaciones hacia este paí­s, que en 2016 reportaron un valor de USD 2.150 miles de millones, sino la amenaza de que el cierre del mercado norteamericano pueda provocar una mayor sobreoferta de productos en el mercado mundial y el comercio pueda desviarse hacia México.

De acuerdo con las metas propuestas, eso se logrará alcanzando un coeficiente de utilización de la capacidad instalada del 80%, cuando en 2017 se estima que la utilización fue de 72%. El estudio estima que este desplazamiento en la utilización de la capacidad pueda lograrse con una cuota aplicada de 63% al nivel de importaciones (Alternativa 1A) o una tarifa arancelaria de 24% al total de importaciones. La tarifa incluirí­a a todos los productos de acero, decidido con el fin de remover la amenaza de deterioro a la seguridad nacional.

Aunque el anuncio hecho por Trump el pasado 1 de marzo asegura que el arancel será del 25% para el caso del acero, y como lo reconoció Wilbur Ross, aplicarí­a de manera general para todos los paí­ses, en la investigación se concluye que la propuesta del arancel aplicará solo para los principales paí­ses exportadores de acero a los Estados Unidos: Brasil, Corea del Sur, Rusia Turquí­a, India, Vietnam, China, Tailandia, Sudáfrica, Malasia y Costa Rica, en todos sus productos de acero. Dos de esos paí­ses, Corea y Costa Rica, tienen tratados de libre comercio con Estados Unidos, pero Costa Rica no aparece entre los 20 principales exportadores a este paí­s.

De acuerdo con este documento, en “todos los demás paí­ses será limitada el 100% de su nivel de importaciones del 2017”. Aquí­ estarí­a México.

La limitación del 100% de las importaciones de los paí­ses excluidos de arancel serí­a para evitar que produjeran acero adicional para exportar a Estados Unidos o que alentaran a otros paí­ses a utilizarlos para reexportar hacia los Estados Unidos. 

El comercio de acero

Las exportaciones de hierro y acero de Estados Unidos ascendieron en 2016 a USD 13.4 miles de millones, siendo México y Canadá su principal mercado, según cifras de COMTRADE sistematizadas por la UNCTAD, la agencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo. Entre sus socios del TLCAN, EE.UU. colocó más del 66% de sus exportaciones mundiales en los diferentes productos de hierro y acero. Desde este punto de vista, resulta absurdo que Trump decida aplicar un arancel a las exportaciones de estos productos, que compra a estos dos paí­ses que constituyen su mercado más importante. Pero más absurdo resulta cuando consideramos que Estados Unidos mantiene un superávit comercial muy alto con estos paí­ses y en estos productos. Se estima que, en 2016, el déficit canadiense en esto rubros fue de USD 273.8 millones, mientras que el déficit de México en hierro y acero alcanzó USD 1.9 miles de millones.

De los 12 paí­ses más importantes para Estados Unidos en su comercio con estos productos, solo mantiene un superávit significativo con Canadá y con México, sus socios en el TLCAN. Un arancel a estos paí­ses, que tienen un comercio deficitario en hierro y acero con los EE.UU., serí­a un castigo innecesario porque reducirí­a ya sus exportaciones hacia ese paí­s, a quien le están comprando más de lo que vende. Esto desequilibrarí­a aún más el comercio con sus socios comerciales, que son también el principal mercado de esos productos. Por cierto, son los paí­ses que reciben una alta proporción de las exportaciones estadounidenses en estos materiales, USD 8.8 miles de millones entre ambos, que equivale a 66% del total de exportaciones estadounidenses en estos productos. 

La realidad del comercio de estos productos entre México y Estados Unidos sugiere que gravar con un arancel afectarí­a el flujo comercial ya que provocarí­a una reacción de México en el mismo sentido.

Los productos de acero y aluminio son ampliamente utilizados en la industria manufacturera y la construcción, gravarlos o desviar sus demandas hacia los productores protegidos más ineficientes tendrá consecuencias en el aumento de precios y podrí­an detener o desestimular la actividad económica en los dos paí­ses, pero en especial en Estados Unidos, favorecida ahora por la reducción de impuestos y el aumento en el consumo privado.

Los efectos comerciales para México serán más graves si es aplicado también el arancel a sus ventas de acero a ese paí­s, un temor que parece estar siendo disipado en las notas de prensa publicadas el dí­a 7 de marzo, pero las interacciones que se provocarán con la reestructuración de mercado podrí­an ser también muy complicadas para el paí­s. Esto requerirá de un mayor control aduanal de parte de las autoridades mexicanas, posiblemente la aplicación de medidas compensatorias, para evitar una inundación de importaciones que pueden afectar a las empresas establecidas en México. 

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