Manufactura por contrato para la industria automotriz

Manufactura por contrato para la industria automotriz

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Hace 25 años, a principios de los años 90, comenzó a tomar fuerza un modelo de negocio en manufactura que habilitó el crecimiento aceleradísimo de la industria, apoyado en una profecía de los 70’s. No me refiero a la industria metalmecánica, sino a la industria electrónica, al modelo de negocio de “manufactura por contrato” y a la profecía por excelencia de tal industria: la ley de Gordon Moore (de Intel en ese tiempo), que ha transformado el mundo con su atinado vaticinio de la duplicación de la capacidad de los procesadores cada 18 meses.

La manufactura por contrato resuelve los problemas asociados al crecimiento acelerado en volumen o complejidad de un sector al hacerse cargo de la realización completa de subensambles o inclusive productos completos, desde el acopio de partes, control de proveedores, ensamble, prueba y logística de entrega.

Un fabricante de equipo original (OEM) puede entonces enfocarse en sus procesos más críticos de manufactura, o hasta solamente en el diseño de producto y estrategia de marketing, y dejar todo lo demás en manos del contratista. Pero ¿qué tienen que ver los 90’s y los hippies de Silicon Valley con la industria metalmecánica actual? El parecido de la industria y épocas mencionadas al estado actual de uno de los principales clientes de la metalmecánica, la industria automotriz, es impresionante.

Aunque la potencia de los vehículos evidentemente no se duplica cada 18 meses, la multiplicación de modelos y accesorios dentro de cada modelo le agregan gran complejidad a la manufactura. Por otro lado, el crecimiento de la industria automotriz en nuestro país va a un ritmo explosivo. Ambas circunstancias combinadas presentan retos difíciles para las armadoras OEM y su cadena de suministro, especialmente para las empresas del primer cuadro o Tier 1, que tienen que agregar nuevas operaciones, partes y proveedores para producir más variedad de modelos; sin embargo, la solución de aplicar el modelo de manufactura por contrato, tan prevalente ahora en electrónica, resulta aún extraño a la automotriz.

Las respuestas que reciben los pocos que están incursionando en este nuevo modelo, por parte de sus clientes objetivo, tienen un enorme parecido a las que daban los fabricantes de electrónica hace más de dos décadas: “no entiendo, ¿ustedes quieren hacer lo que nosotros hacemos?”, o “si venden alguna pieza de hardware, podríamos considerarlos”. Menos de 5 años después, las fábricas de los gerentes que habían dado estas respuestas no solo habían ya sacado a manufactura por terceros algunos sub-ensambles, sino que muchas ya habían sido vendidas por completo a contratistas de manufactura.

Dado este paralelo, es probable que se esté gestando en estos momentos una silenciosa revolución en la industria. O quizás no. Los rumbos de la economía suelen ser sorpresivos. Pero por mi parte, le apuesto por completo a lo primero.

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