Maquinados con sabor a tequila

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Con el desarrollo de un centro de manufactura avanzada en la mente, una empresa jalisciense se prepara fabricando máquinas para mercados como el automotriz y el de fabricación de moldes. Esta es una compañía que, comenzando de cero y apenas sobrepasando los 20 años de existencia, aún tiene un largo camino por delante pero podría convertirse en un emblema de la producción de máquinas herramienta mexicana.

Al llegar al lugar, en una zona industrial y comercial de Guadalajara, Jalisco, pensamos que nos habíamos equivocado. La fachada de las instalaciones parece más la de un pequeño negocio de servicios. Nos recibe una persona que nos hace pasar a una diminuta sala de espera. Insisto, no parece ese el lugar donde se fabrican casi un centenar de máquinas herramienta para satisfacer la creciente demanda de sectores como el automotriz mexicano. Nos ponemos cómodos, pues llegamos temprano a nuestra cita. Después de algunos minutos, Roberto Jacobus, director y fundador de Industrias Viwa, llega al lugar y de inmediato nos hace pasar a oficina, justo a unos pasos de la sala donde lo esperábamos.

Antes de entrar, distraigo mi mirada hacia el fondo del lugar. El piso de ensamble. El cuartel general de la empresa fabricante de máquinas herramienta tapatía se puede ver desde la entrada de la oficina. Estamos en el lugar correcto.

Jacobus me promete ir para allá después de la entrevista y me invita a pasar a su oficina. Luego se sienta detrás de su enorme escritorio de madera presto a contarme su historia, una que no puedo esperar a escuchar. La del mexicano que nos dice que también puede hacer máquinas.

Egresado de la carrera de ingeniería electromecánica de la Universidad Panamericana, tiene también un doctorado en la Universidad Navarra, en España. Ya desde sus épocas de estudiante había hecho sus primeros pininos en programación robótica; no obstante, cuando estudiaba el doctorado, no tenía la menor idea de que iba a terminar como fabricante de máquinas herramienta: era el destino el que se lo tenía ya preparado.

La historia de Viwa empieza a mediados de los años 90, nos cuenta Jacobus. “Tuve la oportunidad de desarrollar un robot desde cero, un robot tipo industrial en el doctorado, entonces un amigo me pregunta si le puedo desarrollar una máquina CNC. Le contesté que sí. Entonces empecé como un hobby en las noches (pues trabajaba de día como profesor para pagar una beca), hice el desarrollo del software y la mecánica del sistema”.

Comenzaron a hacer pruebas en 1996 y todo iba bien, pero la persona que le encargó el proyecto dejó todo para irse a vivir a Estados Unidos. A Jacobus le quedaron dos opciones: renunciar al proyecto o comprar las máquinas para continuar. Optó por lo segundo.

El también egresado del IPADE comenzó a vender sus máquinas y poco a poco inició a cosechar lo sembrado en sus noches de programación: empezó a vender máquinas. Las primera se vendió en 1996 (una fresadora) y en 1997, año en el que empezó a promover lo que hacía, tuvo otras ventas como un taladro fresador con control Viwa y las primeras fresadoras tipo puente. Sus primeros clientes fueron talleres de maquinados en general, empresas pequeñas donde hacían moldes. También vendieron una máquina en su alma mater, la Universidad Panamericana.

“Con el tiempo me di cuenta que las personas necesitan automatizar sus procesos, no solo tener nuevas máquinas, así que empecé a automatizar algunas máquinas. Viajé a Taiwán para buscar los componentes que requería para armar mis modelos de máquinas, principalmente fresadoras, pues aquí en México tenía que competir con precio también. Encontré en 1998 a un proveedor en la región de Taichung y fue en el año 2000 cuando formalmente me independicé como una empresa fabricante de maquinaria”.
Jacobus explica que tuvo que buscar ingenieros en Matemáticas porque necesitaba que aquellas personas que programaran software también crearan canales de comunicación con la electrónica y de ahí con los sistemas mecánicos. El perfil de ingenieros que buscaba fue difícil de encontrar en un inicio, pero poco a poco reunió a las personas que necesitaba. “Fuimos haciendo máquinas más grandes. En 2001, después de una visita a la EMO, entendí lo importante de desarrollar nuestra marca aunque fuera con componentes de terceros, tal como se hace en la industria. Esto me permitió incorporar componentes superiores y disminuir el costo total del equipo, diferencia a favor que pudimos también transmitir al cliente”.
 
Según las palabras del fundador de Viwa, el futuro de la empresa está en entender las necesidades del mercado local, como el tipo de máquina que realmente necesitan de acuerdo con su costo beneficio. Este entendimiento les ha permitido influir en aspectos de diseño de los componentes directamente con sus proveedores.

Al preguntarle por qué prefiere la tecnología taiwanesa Jacobus no chista en que son de mejor calidad en el segmento que necesitan. “De hecho, nos gusta más trabajar con Taiwán porque es mucho menos lo que hay que hacerle a los componentes. Si tenemos suerte solo tenemos que hacerle el proceso básico de configuración y de instalación”, añade que “teníamos un proveedor de China pero ese país ha sufrido cambios y empresas que eran estatales se convertieron en privadas y ese proceso nos ha costado cambios en nuestra relación con ellos”.

Actualmente Viwa es un fabricante consolidado de centros de maquinado verticales, fresadoras y tornos CNC, tanto de bancada plana como inclinada, entre muchos otros. Aunque son modelos básicos, suelen adecuar las máquinas a los requerimientos de sus clientes. “Por ejemplo, podemos agregar un cuarto eje a una máquina de tres ejes, o incorporarle algún mecanismo de automatización. El equipo de Jacobus hace una evaluación de los requerimientos de producción de sus clientes antes de hacer la oferta, según nos explica el directivo. “Por ejemplo, tenemos un cliente que tiene una máquina muy cara, pero la tiene detenida desde hace un año por un problema de servicio. Nosotros le habíamos vendido una máquina que le adecuamos para hacer el trabajo pesado, para luego hacer acabados en otras máquinas más finas. Aunque nuestros equipos no son de ultra precisión, tienen su papel en la planta y compiten con otras marcas como Haas y Chevalier. Pero al final, es más importante entender el propósito que las características de la máquina”.

Hoy en día, Viwa coloca en el mercado alrededor de 90 máquinas al año que pueden tener un rango de precio entre los USD 22,000 y USD 80,000 y exporta maquinaria a Centro y Sudamérica (entre 5 y 10%). Uno de los problemas que enfrenta Jacobus, sin embargo, es el financiamiento, pues no tiene el músculo de capital de otras empresas. “Si este es un factor determinante para el cliente por lo regular perdemos la venta. Pero a muchos empresarios, sobre todo pequeños y medianos, no les gusta endeudarse y prefieren invertir de contado con el beneficio de obtener un mejor precio”.

Para la empresa originaria de la perla tapatía el desarrollo de nuevas propuestas en maquinado es básico y hoy tienen una máquina capaz de imprimir metal en 3D y realizar operaciones de maquinado en un mismo setup, lo cual lograron mediante una alianza con la empresa Optomec, especializada en tecnologías de manufactura aditiva.

“Tenemos valores distintos para nuestros clientes, pero nuestro objetivo es llevarlos de la mano para que incorporen en sus fábricas la tecnología más adecuada a sus procesos. Nos preocupa mucho el servicio post venta, por lo que invertimos muchos recursos en ello”, nos comparte el empresario, quien asegura que sus máquinas tienen un ciclo de vida mayor que 10 años. “Tenemos máquinas funcionando desde hace 15 años. Pero es común que algunos clientes vengan a los 7 u 8 años para ofrecerme sus máquinas Viwa a cuenta de nuevos modelos para mantenerse actualizados en tecnologías de maquinado”. De hecho, esto les ha permitido vender máquinas usadas de su propia marca que son reconfiguradas para reincorporarse al mercado.
¿Una máquina hecha en México?

En ocasiones surge el tema de que, por ser de marca mexicana la gente no repare mucho en sus máquinas. “Ese era nuestro temor sobre todo al principio. Pero la reacción siempre ha sido totalmente contraria y se interesen más en ellas. También era un sueño que nos compraran las empresas transnacionales, pero hoy entre nuestra cartera de clientes se encuentran ya Delphi, Continental y Samsung”.

Una vez concluida la entrevista, Jacobus cumple su promesa y nos lleva al piso de la planta donde están ensamblando las máquinas Viwa. Ahí estaban las fresadoras, los tornos, taladros de banco y desde luego el nuevo centro de maquinado y 3D que desarrollaron en conjunto con Optomec y Centroid, algunos aún en ensamble, otros tantos preparados para ser entregados.

Ahora tienen clientes de todos los sectores (automotriz, moldes y herramentales, electrónica y de maquinado en general) y exponen en las principales ferias industriales de México y fuera del país. Durante su exposición en ExpoMaq, en León, en abril de 2016, se cerró la venta de tres máquinas y otras tres quedaron en proceso posteriormente. También expusieron en la feria IMTS de Chicago el pasado septiembre.

En 2012 obtuvieron el Premio Nacional de Emprendedores, un reconocimiento entregado por la Secretaría de Economía y en el que, en aquel año, participaron alrededor de 9,000 empresas. Y esto no se queda ahí, pues Jacobus tiene como objetivo que Viwa se convierta en el fabricante de máquinas herramienta más importante de México y América Latina y está preparando ya un esquema de gobernabilidad corporativa para asegurar el futuro de la empresa. Para ello está buscando elevar el nivel de integración local con mejores motores, husillos, servos y componentes que considera deberían conseguirse localmente.

Viwa tiene 20 empleados, 12 de los cuales son técnicos y el resto ingenieros. Sus ventas en 2015 crecieron 10% y esperan mantener de manera constante un crecimiento de 5% en los próximos años.

"Mi forma de pensar siempre ha sido que debo adaptarme a la realidad de México. Cuando entre a la Universidad a mí me gustaba mucho la computación entonces en lugar de estudiar ingeniería en sistemas elegí mecánica y luego quise estudiar robótica. Cuando estuve en España siempre tuve en mente volver a México para ayudar al país, pero no con un espíritu nacionalista. Yo quería desarrollar robots, pero observé que la realidad era otra y que muchos talleres necesitaban herramienta para automatizarse, así que ahí es donde pensé que yo podía ser más útil”.
Roberto Jacobus concluye con su visión: “Quiero ser top of mind de las empresas de manufactura avanzada, no limitarme a CNC. Ahorita que estamos empezando con la impresión 3D se abre un nuevo panorama donde las reglas no están escritas todavía, entonces queremos ser de las empresas reconocidas como de las empresas más avanzas de manufactura del país”.

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