México es un “terreno fértil” para las automotrices japonesas

Desde la firma del Acuerdo de Asociación Económica –AAE- para la facilitación del comercio bilateral entre México y Japón (en abril de 2005), Japón ha instalado cinco plantas de producción de automóviles en suelo mexicano.

La construcción de las nuevas fábricas de Nissan, Infiniti, Toyota, Mazda y Honda costó US$ 5930 millones, una cifra considerable si se tiene en cuenta que el sector de producción de autos es el que mayor inyección de capital ha tenido en el universo de las inversiones japonesas que, al cierre de 2003, sumaban US$ 12.282 millones.

Carlos Almada, embajador de México en Japón, sostiene que lo anterior tiene una explicación en la medida en la que “el AAE ha otorgado a las empresas japonesas la certidumbre legal para permitirles expandir sus operaciones al país”. Y en ese sentido parece coincidir James Lentz, presidente de Toyota Motors de América del Norte, quien recientemente ha asegurado que “México es un terreno muy fértil para los negocios y la fabricación de automóviles”.

En una década de vigencia del acuerdo, la producción de las plantas niponas en México aumentó en un 325%, al pasar de 350 000 unidades en 2004 a más de 1.120.000 en 2014. Asimismo, las automotrices japonesas abarcaron el 30% de la producción mexicana de vehículos en 2014, y se espera que la cifra aumente a 37% en 2016, por cuenta de la apertura de nuevas fábricas, según lo expresado por Esaú Garza de la Vega, secretario de Desarrollo Económico de Aguascalientes.