¿Qué motiva a un taller a invertir en tecnologías 4.0?

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Las tecnologí­as de la información están cada vez más cerca de los procesos de producción en la industria metalmecánica. Esto promueve cambios disruptivos, pero también retos importantes para los actores del sector. El autor hace una reflexión sobre cómo enfrentar estos desafí­os tomando como punto de partida, no la tecnologí­a, sino la cultura ingeniera.

Debido al trabajo de mi empresa, tengo el privilegio de visitar muchos lugares en el mundo y participar en eventos cuyos temas centrales involucran tecnologí­as de manufactura avanzada. Son encuentros repletos de demostraciones sobre temas como: Industria 4.0, IIoT - Industrial Internet of Things (aplicación del Internet de las Cosas en el área industrial), realidad aumentada, fabricación aditiva e impresión 3D, robots colaborativos, y otras novedades del mundo digital. Pero la pregunta que siempre me viene a la mente en estas ocasiones es: ¿qué motiva a un empresario a invertir en estas tecnologí­as?

¿Es porque sus productos son complicados y sofisticados?, ¿porque la empresa es lo suficientemente grande para tener recursos y poder comprar estos equipos? o, tal vez, ¿porque necesita aumentar su capacidad para producir grandes cantidades de productos? He llegado a la conclusión de que, en la mayorí­a de los casos, no es nada de eso. La principal razón por la que un empresario invierte en estas tecnologí­as es su visión de futuro. Se trata de una opción de supervivencia y competitividad. Adoptar nuevas tecnologí­as es una cuestión de actitud mental.

Esto porque la tecnologí­a en sí­ no fuerza los cambios, pero sí­ el deseo de hacer cambios que motiven la adopción de nuevas tecnologí­as. Darwin decí­a que no son las especies más fuertes o las más inteligentes las que sobreviven, sino aquellas que responden mejor a los cambios. Einstein afirmó que la definición de locura es continuar repitiendo lo mismo y esperar resultados diferentes. ¿Cómo una empresa puede querer competir en un mundo de transformaciones en progresión geométrica sin hacer un cambio en sus procesos, en el entrenamiento de las personas o en la relación con los clientes?

El mercado, tanto de consumo como de bienes duraderos y el de servicios, exige productos personalizados cada vez mejores, suministrados de manera más rápida y con precios más bajos. No es uno u otro, sino todo esto al mismo tiempo. ¿Qué permite entonces que una empresa satisfaga su mercado, independientemente de tener grandes recursos financieros? ¿Ser una multinacional o estar en un paí­s altamente desarrollado?

La gran ventaja de las tecnologí­as emergentes es que son accesibles para todos: pequeños, medianos o grandes emprendedores, con muchos o pocos recursos, independientemente del paí­s donde están ubicados. Más que cualquier otra cosa, se trata de una opción debido a su postura en relación al futuro de la empresa. Para ser competitivo y sobrevivir en el mundo de hoy, no basta con tener una fábrica moderna, con máquinas nuevas y personal capacitado. Es necesario tomar su destino en sus propias manos y enfrentar lo que viene por delante. Su peor enemigo es la complacencia. Es como meter la cabeza en la arena, esperando que la "situación mejore". Tener esperanza no es estrategia.

EMO 2017

En septiembre pasado, participé en la EMO 2017, en Hannover, Alemania. El tema central de la exposición fue "Conectando sistemas para producción inteligente", siendo el evento la propia definición de su eslogan. Las acciones que posibilitan el cumplimiento de este objetivo estaban bastante visibles. Ha sido muy claro para mí­ que la adopción de estas tecnologí­as trae los beneficios prometidos, pero, para tener éxito, es necesario seguir tres puntos principales:

Colaboración: el futuro pertenece a los que comparten ideas y aprovechan el conocimiento de lo que ya se ha hecho. No tenemos más tiempo para reinventar la rueda. Cada uno tiene alguna competencia en particular que puede ser usada por otros. Crear algo que ya existe es derrochar recursos. La colaboración con proveedores, clientes y competidores permite un mejor aprovechamiento de recursos. La colaboración interna entre ingenierí­a, manufactura, ventas, compras, marketing, financiero, administrativo y asistencia técnica es fundamental para la aceleración del crecimiento de la empresa y la disminución de costos operacionales.

Integración: recursos y procesos individuales sumados producen resultados menores de los que se integran. La tecnologí­a digital permite la integración entre varios equipos y software, lo que termina siendo mucho más barato y completo que máquinas aisladas. Además, se vuelve multiplicable, evitando que todo tenga que empezar desde cero en cada nuevo producto.

Apertura: el peor enemigo de la innovación es el proteccionismo. La arquitectura abierta, el uso de software de libre acceso para la creación de aplicaciones, sin pago de licencia y regalí­as son el camino más rápido para el desarrollo económico y la viabilidad de la iniciativa privada.

Bernd Leukert, miembro del Consejo Directivo de SAP y presidente de la plataforma Industria 4.0, una iniciativa del gobierno alemán, presentó en la apertura del evento un resumen contundente de esta trilogí­a. Se ha dejado claro que una empresa, por mayor que sea, no puede implementar la manufactura avanzada sola. Según el ejecutivo, la adopción de los conceptos de la industria 4.0 requiere colaboración, integración y por lo tanto un cierto nivel de apertura.

Las compañí­as tienen dos opciones: tratar de hacerlo solas o en colaboración con un socio tecnológico. Algunas áreas necesitan más colaboración que otras. Los usuarios se enfrentan al desafí­o de conectar el piso de fábrica con la Dirección, lo que requiere integración, normalización y apertura. Por supuesto, las cuestiones de confidencialidad, protección de la información y propiedad intelectual deben resolverse; sin embargo, el control de estas variables es posible y hay recursos de software para esto. Lo importante es no dejar que estas cuestiones inhiban la transmisión de informaciones que permiten, por ejemplo, realizar tareas de mantenimiento predictivo, evitando paros de lí­nea, los cuales son costosas y dañinos en el ambiente de producción.

El tema de la EMO 2017 tuvo una connotación especial al buscar medios para crear una producción inteligente que permitirá a la manufactura alcanzar los objetivos de producir más rápido, mejor y más barato. Es sobre el entendimiento de que hoy y en el futuro, los consumidores exigirán la producción masiva de bienes personalizados e individualizados. Ya no se trata de hacer que el consumidor se adapte al producto, sino que sea el producto el que se adapte al consumidor. Es una nueva manera de pensar.

La producción inteligente es lo que hará que una empresa decida si debe comprar un centro de mecanizado horizontal de cinco ejes, aunque no tenga productos que requieren una interpolación simultánea de cinco ejes. ¿Por qué? La respuesta es que un centro de mecanizado de cinco ejes o más permite, por medio de una programación adecuada, la disminución del tiempo de preparación de las máquinas y operaciones, la eliminación de herramientas especiales y la adopción de sistemas universales de fijación, además de asegurar la calidad del producto con menos operaciones independientes.

Finalmente, también quedó claro para mí­ que el futuro del mecanizado pertenece a las empresas de pequeño y mediano porte. Es en ellas donde está la mayor creatividad y el mejor uso de los recursos inteligentes de la producción. Un estudio publicado recientemente en Estados Unidos constató que:

  • 83% de las empresas de mecanizado tiene menos de 20 empleados;
  • 60% de la inversión en bienes de producción prevista para 2018 se realizará en empresas con menos de 50 empleados;
  • 58% de la inversión de 2017 estuvo prevista para aumentar la productividad (no de capacidad instalada) y 34% para la disminución de costos.
  • La producción inteligente también significa decidir qué hacer en casa o en qué utilizar recursos de socios para producir componentes y conjuntos que no son la especialidad de la empresa. Los portales de manufactura como Maketime, Xometry, Plethora y ProtoLabs, en los Estados Unidos, además de Peerdustry en Brasil, son excelentes recursos para que todos tengan acceso a la producción inteligente, adoptando colaboración, integración y apertura.

    *Artí­culo publicado originalmente en Blog Peerindustry.

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