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Después de terminada la EMO, los ánimos por lo digital quedan sembrados en prácticamente todos los rincones de las máquinas herramienta. Desde los complejos procesos de maquinado en 5 o más ejes, hasta el seguimiento, control y monitoreo de herramientas, la generación y extracción de datos parece ahora una tarea obligada; sin embargo, la nueva era industrial, como le llaman ya en el mercado refiriéndose a la Industria 4.0, es en realidad un camino aún largo para recorrer.
La primera etapa es aún complicada, pues se requiere de la utilización de equipos CNC no solo para la programación de las tareas de maquinado, sino que ahora es necesaria la adquisición de datos del proceso y el monitoreo en tiempo real de los mismos. Cada componente, tiene una vida, tiene una historia que se debe ir contando conforme va siendo transformado. Para ello, los sensores, sistemas de recolección de datos y etiquetas utilizadas para el almacenamiento y recolección de datos, están cumpliendo su proyecto de ubicuidad. Pero, como ya se dijo, esta es una carrera de largo alcance.
Tal como lo pudimos ver en la EMO, la trazabilidad de nuestros componentes de maquinado son apenas un micro sistema en un universo de tecnologías relacionadas con la automatización, la sistematización, el análisis de datos y la generación de algoritmos que permitan a las máquinas estructurar procesos lógicos e inteligentes. Resolver problemas de calentamiento, de vibración, de acabado superficial, de rendimiento y hasta de determinación del proceso de fabricación (arranque o adición de material; electroerosión o fresado), serán responsabilidades que caerán en las propias máquinas. De ahí que, desarrollar el nuevo perfil del operador, también será un reto por venir en los próximos años.
La analogía de la industria de la aviación es irresistible en este punto. Se considera que, en algún momento de la próxima década, algunos vuelos comerciales (de cargo al menos) serán operados sin piloto, es decir, de manera autónoma. Se están analizando aspectos de seguridad, de viabilidad y de costos, entre otras muchas variables; pero la meta está puesta. De la misma manera, la idea de una manufactura autónoma y cognitiva está ya en la mente. ¿Qué tan lejos estamos? Difícil saberlo, lo cierto es que la tecnología de automatización y programación es cada vez accesible y dentro de poco, un pequeño taller con un software CAD/CAM, un centro de maquinado y un robot, podría estar generando procesos de manufactura digital conectados a una amplia red de una fábrica más grande. ¿Lejos? Dejemos que la tecnología nos lleve, que los precios lo permitan y que las nuevas generaciones de ingenieros las asimilen. Por lo pronto, poner ojos (sensores y sistemas) en nuestros procesos de manufactura es el primer paso. Debemos prepararnos para observar.
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