Importancia de la industria de la máquina-herramienta y los peligros de la tercerización nacional

Importancia de la industria de la máquina-herramienta y los peligros de la tercerización nacional

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Al final de la segunda Guerra Mundial en 1945, Alemania y Japón estaban totalmente destruidos; sin embargo, 30 años después estos mismos países ya eran la segunda y tercera economías más grandes del mundo.

Esto solo fue posible gracias a la industrialización y, principalmente, al desarrollo de la industria de la máquina-herramienta, que es la máquina de hacer todas las máquinas, la madre de todas las máquinas. Sin máquinas-herramienta hoy no tendríamos automóviles y el hombre no habría ido a la Luna.

Todos los países desarrollados y conocidos como países del primer mundo, como Estados Unidos, Alemania, Suiza, Japón, Francia, Inglaterra e Italia tuvieron una fuerte industria de máquinas-herramienta hasta los años ochenta. A partir de entonces comenzaron los fuertes problemas económicos: muchas empresas cerraron, algunas se unieron y otras fueron compradas por empresas de países no miembros del club tradicional, como el caso de Brasil, Rusia, India y China y nació entonces el famoso BRIC.

Recuerdo que en ese momento, 1989, Brasil era muy competitivo, con mano de obra barata y un cambio favorable. Entonces empezó a vender tornos brasileños en Asia, más exactamente en Corea, Indonesia, Australia y Japón. Sí, fue a vender máquinas brasileñas a Japón. Llegando allá tuve varias reuniones con tradings y fabricantes japoneses con el objetivo de hacer acuerdos, pero no pude vender nada. En una de estas reuniones aprendí una gran lección, pues era joven y me marcó mucho. Comencé mi presentación enalteciendo la calidad de nuestros productos, con elocuencia y determinación, pero pronto fui interrumpido por uno de los interlocutores que me dijo: “Por favor, pare. Si aceptamos recibirlo hoy para esta reunión aquí es porque presuponemos que sus productos son de calidad, ¿o tiene dudas? Entonces, vamos directo a lo que nos interesa: precio. Quedé molesto, ¡pero él tenía razón!

Hoy los países en desarrollo y con un fuerte crecimiento, principalmente China, India y Brasil cuentan con una industria de máquinas fuerte y diversificada y, en contrapartida, muchos países ricos perdieron sus industrias, por consecuencia sus capacidades y actualmente son rehenes de los demás países fabricantes y de los nuevos proveedores, como Grecia y Taiwán. Los principales perdedores fueron Inglaterra, Estados Unidos y Francia.

La llegada del CNC a finales de los setenta e inicio de los ochenta cambió radicalmente la tecnología de las máquinas-herramienta y posibilitó innumerables mejoras en procesos con un significativo aumento de la calidad y la productividad. Antiguamente se calculaba el precio de una máquina “por kilo”, pues todas eran máquinas puramente mecánicas y cada empresa fabricaba sus propias piezas, como las bases y las columnas de hierro fundido, y los engranajes y ejes de acero. Hoy las máquinas se convirtieron en un commodity, ya que todos los fabricantes les compran las piezas a los mismos proveedores y solo arman las máquinas.

Este salto tecnológico nos permitió pasar de simples mecanizadores a verdaderos fabricantes de piezas altamente complejas y de gran responsabilidad, como es el caso de la industria aeronáutica y de implantes médicos, que tienen que ver con nuestras vidas.

En los noventa, un ejecutivo de la industria automotriz, conocido como López, fue transferido de una armadora estadounidense a otra europea y traía consigo los planos secretos de una nueva fábrica revolucionaria, que más tarde demostró ser apenas una idea de tercerización completa de producción.

Este mismo señor español introdujo una forma desleal de competencia entre proveedores, haciendo verdaderas subastas y propiciando que los proveedores se sacaran información, unos de otros. Esta práctica brutal e incorrecta, que perdura hasta hoy en algunas empresas, hace que la constante exigencia de reducción de costo resulte inevitablemente en reducción de calidad: esto se convirtió en un cáncer incurable.

La tercerización, en nombre de una seudorreducción de costos y un aumento de la competitividad, es decir, aumento del lucro, acabó por generar también transferencias de fábricas y empresas para otros países con mano de obra más barata, y muchas veces subsidiados por gobiernos ávidos de recibir nuevas inversiones en sus territorios.
Así las cosas, empresas norteamericanas se trasladaron a México, compañías de Europa Occidental a Europa Oriental —luego de la caída del muro de Berlín en 1989—, y todos se fueron para China e India. Cuando terminaron, crearon una inmensa masa de desempleados tecnológicos en Estados Unidos y Europa, que propició el surgimiento de nuevos dragones económicos en Asia, convertidos en nuestros mayores competidores. Ya esta película la habíamos visto antes, con Japón después de la segunda guerra. Cuidado, los chinos están conquistando África…

América Latina es un enorme potencial humano y de riquezas naturales, pero todavía con poco contenido tecnológico. Es necesario invertir masivamente en educación, investigación y desarrollo o, en caso contrario, estaremos predestinados a continuar siendo meros exportadores de commodities minerales y de maderas, muchas veces extraídos ilegalmente. Brasil y México tienen 52% del área, 53% de la población y 64% del PIB de América Latina. ¿Y los otros 19 países? Hay mucho por hacer, apenas entramos en la industrialización de nuestro continente y en la inclusión tecnológica de nuestra mano de obra calificada.

Por otra parte, un buen ejemplo viene de Bolivia, uno de los países más pobres y carentes de la región. El gobierno de Evo Morales creó un impuesto sobre la extracción de riquezas minerales y parte de ese impuesto está destinado a universidades técnicas. Yo mismo vendí recientemente dos centros de mecanizado de cinco ejes, modernos y altamente sofisticados, a la Universidad de Ururu, para la formación de alumnos con el objetivo estratégico de perfeccionar los nuevos ingenieros y de crearle condiciones al país de agregarles valor local a los productos. Es un buen comienzo, sin embargo, tuvimos que empezar por el entrenamiento y formación de los profesores doctores…

Otro punto polémico es el hecho que los principales países industrializados de América Latina, Brasil, México y Argentina, son altamente burocráticos y cobran elevados impuestos a las inversiones. Esto desmotiva a las empresas a comprar nuevas máquinas, que sirven para crear más empleo, agregar valor local a los productos, generar consumo y, consecuentemente, aumento en la recaudación de impuestos.

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