Industria automotriz argentina: de récord en récord
Industria automotriz argentina: de récord en récord
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Por quinto año consecutivo, la actividad de las terminales radicadas en Argentina lideró el crecimiento de la industria gaucha y sus directivos siguen celebrando los récords logrados en 2007, en producción, ventas internas, exportación e importación. Los anuncios de inversiones –que hasta 2010 sumarían alrededor de US$3500 millones–, la fabricación de nuevos vehículos en el país y la incorporación de personal, confirman el excelente momento que vive el sector. Sin embargo, y pese a las favorables perspectivas futuras, persisten algunos interrogantes sobre la evolución de la inflación real, la crisis energética y las próximas negociaciones salariales, que pueden impactar negativamente sobre los planes de expansión.
Otro tema pendiente, y no de menor importancia, es la negociación con Brasil para definir la política automotriz del Mercosur.
La producción de 2007 superó las expectativas
Con 544.647 unidades, el año pasado la industria automotriz argentina superó el anterior récord de 457.937 vehículos registrado en 1998 e incrementó el volumen de su producción en 29% respecto de 2006.
Fueron nueve largos años, pero hoy las terminales radicadas en el país disfrutan de este buen momento y miran al futuro con fundado optimismo.
Y no es para menos, 2007 fue un año récord en todo sentido: también se batieron las marcas en ventas internas y externas.
En efecto, el año pasado se exportaron 316.410 automóviles, 33,6% más que en 2006. Así mismo, las 564.926 unidades vendidas a concesionarios han logrado superar las 508.152 logradas en 1994, hasta ahora recordado con nostalgia como el mejor año en la historia de la industria.
Por consiguiente, el récord de producción es una combinación entre el fuerte crecimiento del mercado interno y de las exportaciones. A diferencia de lo que ocurría en la década de 1990, cuando la industria estaba más orientada al mercado regional y local, hoy tiene un claro perfil exportador, que se canaliza en 86 países de destino. Este cambio de perfil es resultado de las fuertes inversiones que han hecho las terminales en renovación de productos.
En una presentación realizada a fines de octubre pasado, el entonces presidente de la Asociación de Fábricas de Automotores (hoy secretario de Industria, Comercio y PyMES del gobierno nacional) Fernando Fraguío, sostuvo que este año la producción automotriz argentina continuará por el sendero de crecimiento, alcanzando las 610.000 unidades, con un incremento de 17% respecto de 2007, mientras que para las ventas en el mercado interno proyectó un aumento de 11%, “con una mayor participación de vehículos locales, como consecuencia de la modernización de la oferta”.
En materia de exportaciones, Adefa prevé un crecimiento de 17% y estima que en 2010 se colocará en los mercados externos 85% de la producción local, que el año pasado llegó a 55%.
“Tanto el monto de inversión como las proyecciones de incremento de producción fueron realizadas sobre la base del crecimiento sostenido de la economía, con un tipo de cambio creciente y políticas de incentivo”, sostuvieron desde la entidad.
El excelente momento que atraviesan las terminales beneficia también a los fabricantes locales de autopartes. Las ventas totales del sector sumaron cerca de US$6801 millones, lo que significó una fuerte alza de 24% respecto de 2006. Esta industria agrupa unas 400 firmas, las cuales emplean alrededor de 55 mil personas en forma directa e indirecta. De ellas, 358 son pymes y 32 grandes empresas.
La producción argentina de autocomponentes se orienta en 60% al mercado interno y 40% al externo. En 2007 continuó el impulso creciente de las exportaciones, que hasta noviembre totalizaron US$2779 millones, cifra que representa un aumento interanual de 17,9%. Las importaciones, por su parte, también mantuvieron un fuerte ritmo, con US$6880 millones y 30,2% de expansión. Como consecuencia, entre enero y noviembre el saldo comercial negativo trepó a US$4101 millones, 40% más que en 2006.
“El desarrollo de la industria automotriz jalona y estimula la fabricación de autopartes, aunque resulta difícil para el sector seguir el actual ritmo de crecimiento”, admitió Juan Cantarella, gerente de la Asociación de Fábricas de Autocomponentes (Afac). Por ese motivo, las terminales y las autoridades nacionales apoyan e incentivan el desarrollo de proveedores locales, sin duda uno de los sectores más castigados en la época de crisis. En la actualidad, la integración se encuentra en 40% (25% del valor del vehículo).
Mientras tanto, las empresas autopartistas realizan un innegable esfuerzo inversor. Desde 2004, los desembolsos se han incrementado en forma sostenida alrededor de 20% anual, para alcanzar los US$420 millones en 2007.
Mercosur: ¿las partes hacen al todo?
El comercio con el socio mayor del bloque subregional es otro de los protagonistas de la agenda del sector automotor. Hasta el 30 de junio próximo, el comercio es compensado y los flujos, como consecuencia de la apreciación del real, se encuentran contenidos dentro de los parámetros establecidos oportunamente.
Si bien entre las terminales argentinas predomina mayoritariamente la posición favorable al libre comercio, “dadas las condiciones actuales, una alternativa podría ser impulsar un flex (índice de intercambio) progresivo hasta la total apertura”.
Por su parte, la postura del gobierno argentino es más favorable a una prórroga de la política automotriz del Mercosur, o bien, una apertura gradual. En ambos casos deberá contar con el acuerdo de su par brasileño.
Sin definirse sobre alguna de esas alternativas, Rodolfo Achille, presidente de la entidad que agrupa a los autopartistas, señaló que “lo importante es que se defina una política a 15 años; llegamos a una situación en que los dos países crecieron en su capacidad instalada y necesitan tomar decisiones más estratégicas. Ahora, estamos en una etapa en la que muchas empresas tienen que decidir inversiones importantes y para eso se necesita un marco estable de largo plazo”.
El acuerdo aún vigente estableció que “antes del 31 de diciembre de 2008, las partes extremarán sus esfuerzos para alcanzar consensos, en un trabajo conjunto con los sectores privados representativos de toda la cadena productiva, para definir una política común de autopartes de manera de eliminar asimetrías existentes”. Esta salvedad fue incluida a pedido de Argentina, que no aceptó las rebajas arancelarias en autopartes propuestas por Brasil.
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