Aplicaciones de corte por láser

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Al terminar la Guerra de Independencia Mexicana (1810-1821), la ciudad de Puebla, México, fue una de las primeras ciudades mexicanas en industrializarse. A comienzos del siglo veinte, había evolucionado hasta llegar a ser una región muy industrializada, concentrada en la producción automotriz y textil. Esta historia se evidencia actualmente porque Puebla mantiene una fuerte presencia en fabricación, especialmente en el sector automotor.

Es el caso de Metales Industriales de Puebla, MIPSA, fundada en 1972 por el padre de Raúl y Leonardo Carpinteyro con el fin de atender las necesidades de fabricación de la región. Según los hermanos Carpinteyro, el sitio fue elegido por su estrecha proximidad con las industrias establecidas en Puebla. Como uno de los primeros maquiladores en el área, MIPSA es ahora líder en el grupo de compañías procesadoras de metales que están esparcidas en esta zona de la ciudad.

“Durante los primeros años, nos especializamos en corte y doblez de metal laminado para fabricar las plataformas de carga para camiones de 17 toneladas”, comenta Raúl, que se desempeñó como Director General desde 1992. “Cuando el negocio comenzó a crecer, se agregó la primera cizalla”. Desde aquel entonces, el crecimiento fue continuo.

Haciendo una transición
Hacia finales de la década de los noventa, la planta le quedaba chica a MIPSA. Luego de poder alquilar la propiedad contigua, comenzó la transformación de pequeño taller a centro de servicios del acero. Según Raúl, “comenzamos con la maquila y todavía mantenemos una concentración estratégica en la expansión de capacidades para nuestros clientes. Entonces, en 1999 comenzamos a vender acero como servicio agregado”. Además, procuraron ampliar sus aptitudes para la fabricación.

“MIPSA tenía máquinas convencionales para cortar metales, incluidos una cizalla, un equipo oxicorte, y un cortador por plasma. Buscando alternativas para ofrecer mejor calidad a nuestros clientes, decidimos invertir en una máquina de corte por láser”, dice Leonardo Carpinteyro, Gerente de Producción. Después de investigar cinco compañías sobre corte de precisión por láser, MIPSA decidió comprar su primera máquina Trumpf, una TruLaser 3030.

Este láser ahora funciona diariamente en un turno de nueve horas, llevando la carga de trabajo más grande que cualquier otra máquina en la fábrica.

Complacida con el potencial de corte a láser, MIPSA comenzó a considerar sus aptitudes para doblez. “Teníamos dobladoras tipo prensa de cortina pero no máquinas de precisión”, dijo Leonardo. “Cuando compramos el láser, pensamos que debíamos integrar a nuestras capacidades el doblez de precisión para ofrecer un paquete completo”. Se seleccionó la TruBend 5130 para incorporarla con las cuatro máquinas que ya constituían la línea de equipos de doblez del negocio.

Con mejoras al corte por láser y al pliegue de precisión, Raúl y Leonardo pensaron en servicios adicionales que podrían ayudarles al crecimiento de la actividad comercial. Al igual que el padre de ellos, se pusieron a escuchar las necesidades de los fabricantes de automotores. “MIPSA amplió su oferta a nuevos clientes de la industria automotriz”, explicó Leonardo, “y estos clientes no sólo pedían corte bidimensional sino además trabajo tridimensional”.

En un esfuerzo por cumplir con las solicitudes de estos clientes, agregaron a su cartera de activos una máquina procesadora láser de 5 ejes, la TLC Cut 5. Actualmente, este sistema láser promedia tres órdenes de producción por mes para proyectos o clientes elegidos específicamente por sus requisitos de aplicación.

Estructuralmente fuerte
Por ser muy pequeños en aquella época, Raúl y Leonardo pueden no recordar mucho sobre los años iniciales de MIPSA. Pero los fuertes antecedentes industriales de la ciudad y la ubicación estratégica de la compañía continúan influyendo en su éxito. Además de ser un núcleo de fabricación industrial, la ciudad ostenta una fuerte influencia europea. Esto les ha proporcionado a los clientes de MIPSA una peculiar familiaridad con la maquinaria de fabricación de Trumpf.

“En Puebla están ubicadas muchas compañías alemanas. Todo el mundo conoce la marca Trumpf”, comenta Leonardo. Este reconocimiento de marca le ha ayudado a MIPSA a hacer negocios. “Esta fue una gran ventaja”, dice. “Nuestros clientes están familiarizados con las máquinas y confían en su calidad y desempeño”. Por más de 35 años, MIPSA ha estado establecida en el corazón de Puebla. Con una clara dedicación a la calidad, ha logrado la confianza de los clientes, no sólo por su capacidad en cuanto a maquinaria sino también por sus servicios. Ahora, con 58 empleados, es una de las principales opciones para maquila de partes y acero en la región y está, una vez más, planeando expandir sus instalaciones.

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