El taller en la cadena de valor automotriz

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Asentada dentro de la ciudad de Aguascalientes, en la región del Bají­o, la empresa Maquitrak fabrica herramentales para proveedores de la industria automotriz. Su caso es un excelente ejemplo de cómo las pymes pueden satisfacer la demanda creciente de proveedurí­a local.

Para la industria automotriz mexicana, una de las necesidades de desarrollo de manufactura más importantes es la relacionada con los herramentales. Toda lí­nea de producción requiere de sistemas especiales de sujeción que permitan asegurar el manejo de los materiales en los procesos de automatización y apoyar con el aseguramiento de la calidad de cada uno de los ensambles y subensambles de un vehí­culo.

Las empresas pequeñas y medianas tienen una gran participación en este nicho y, por lo tanto, existen oportunidades importantes para el desarrollo de proveedores de herramentales. Esto es un caldo de cultivo óptimo para emprendedores. Tal es el caso de Francisco Javier Amado Rivas, cofundador de la empresa Maquitrak, un taller de máquinas herramienta establecido en la ciudad de Aguascalientes dedicado, principalmente, a la fabricación de herramentales para proveedores Tier 1 y Tier 2 de la empresa Nissan, establecida también en aquella ciudad del centro occidente de México.

La historia comenzó justo hace una década, cuando en octubre de 2007, Amado Rivas, junto con su socio, un ingeniero electrónico dedicado a actividades relacionadas a esta profesión, consideraron oportuno abrir un negocio alterno a sus empleos.

Amado Rivas, técnico en máquinas herramienta egresado de un Conalep, tiene ya 24 años de experiencia y trabajó para diferentes empresas dedicadas a la metalmecánica para la fabricación de productos para automóviles, agrí­colas y troqueles.

Empecé desde lo básico”, comparte el ahora empresario. “Fui ayudante general en un pequeño taller. Pasé un par de años haciendo barrenos para graseras en un taladrito de banco. Pero fui subiendo peldaños y me comenzaron a encomendar tareas de torneado. Posteriormente, logré cargos como jefe de maquinado y supervisor en dos turnos con equipos de hasta 16 personas en el maquinado de troqueles”.

Pudo seguir escalando, pero el propósito de tener su propio taller lo hizo desviar la atención de su desarrollo profesional en corporativos. “La idea de la empresa surge porque conocí­ en el trabajo a Jesús Fuentes Merino que, aunque dedicado a la electrónica, también tení­a el interés de tener su propio negocio. Cada vez que nos veí­amos retomábamos el tema y en algún momento esto se cristalizó con la imagen de un taller de maquinado”.

Un taller propio

Reunieron entonces 80 mil pesos y abrieron en un pequeño local de 3x3 metros, con un torno sencillo con fresadora. Amado Rivas estuvo duplicando actividades durante 5 años. Después de cumplir con su turno en las empresas donde trabajaba, se dirigí­a a su taller para hacer maquinados para su propio negocio, en el que hací­a pequeñas piezas para diferentes componentes de herramentales y troqueles. “No hicimos este negocio con la idea de ‘a ver si funciona’, sino que lo hicimos para que funcionara”.

Por medio de contactos empezaron a conseguir diferentes productos “y yo los fabricaba en nuestro pequeño torno”. Las órdenes de producción se fueron incrementando y fue en 2012, es decir, cinco años después, que Amado tomó la decisión de dejar la empresa para la que trabajaba y dedicarse 100% a su propio taller.

Por común acuerdo, su socio, Jesús Fuentes, siempre se ha mantenido fuera del taller en términos de operación, para seguir prestando servicios de electrónica, pues la polí­tica de su negocio, según lo explica Amado, es la reinversión y en el taller no hay sueldo para los dos.

El taller nunca ha estado abierto al público, sino que se basa en su labor de venta directa con contactos en el nicho de la fabricación de componentes para automóviles. De pequeños componentes pasaron a refacciones, herramentales y, ahora, a máquinas completas. “Hacemos automatizaciones completas e integración de mecanismos para fabricación y ensamble de partes”.

Ahora, entre sus clientes principales se encuentran Bosch Frenados Mexicana, Tachi-s, Cooper Standard, Donaldson, Eaton, Sensata Technologies y Gestamp. También se pueden identificar algunos clientes indirectos importantes como son Nissan, JATCO, Johnson Electric, Yusa y Ahresty.

El incremento en los volúmenes de producción también les exigió crecimiento y garantí­as de calidad, así­ que salieron a comprar maquinaria. “En un principio compramos una marca de control (un equipo sencillo CNC) un poco más económico, pero no nos brindaba lo que necesitábamos así­ que después hacer un análisis basado en nuestras necesidades de producción, opté por comprar máquinas de la marca Trak, de la firma Southwestern Industries, las cuales nos brindaron un costo beneficio óptimo para los productos que hemos estado fabricando”.

Ahora, en Maquitrak, cuentan ya con ocho máquinas de esta marca, tres tornos y cinco fresadoras. “Pero también tuvimos suerte, pues hace un par de años aquí­ en el estado hubo un programa de gobierno que ofreció apoyo a talleres de maquinado, brindando financiamiento para dos máquinas y proyectos para ponerlas en producción; sin embargo, el trabajo no llegó y las empresas se quedaron con la deuda de las máquinas”. Este hecho desafortunado para algunos, permitió a Maquitrak comprar una máquina a una empresa que ya no tuvo interés en mantener los equipos.

Para Amado, las máquinas le han permitido obtener flexibilidad, además de precisión y repetibilidad, pues puede configurar secuencias de manufactura de tal forma que se aceleren los flujos de producción y las ganancias en takt time. “Por ejemplo, para un componente, dediqué dos máquinas solo a la elaboración de las figuras, mientras que otras las destiné a tareas especí­ficas de barrenado y maquinados diversos. Esto me resultó mejor que hacer una pieza completa en una máquina, algo que podrí­a ser lo lógico porque estas máquinas nos permitirí­an hacer una sola pieza de principio a fin. Pero esta libertad de configuración es la que me ha favorecido en cada proyecto”.

La producción de Maquitrak se ha ido diversificando y haciendo más especializada. Actualmente fabrican flechas de motor, poleas para placas base para la producción de motores, kits de ensamble para asientos, etcétera. Este tipo de productos suelen ser de bajo volumen de los cuales normalmente no se fabrican más de diez piezas; no obstante, esto está cambiando, pues están ya trabajando en un proyecto para un proveedor de Nissan que requiere 80 plantillas de tres a cuatro piezas cada una. Como parte de este proyecto se produjeron 20,000 piezas en cuatro meses y ahora ya tienen nuevas órdenes de estas dimensiones.

“Pudimos entregar en este periodo de tiempo gracias a los equipos CNC. La diferencia de trabajar con equipos convencionales ahora es que los tiempos se reducen al menos en 60%, y la precisión se ha duplicado. Además, las máquinas nos garantizan repetibilidad y permiten que los operadores las programen, pues son sistemas sencillos y amigables. Como trabajamos con lotes pequeños, de una base cambiamos a otra y la programación también se cambia prácticamente en el momento. Lo que en un centro de maquinado podrí­a tomarle horas para su set up, nosotros lo hacemos en minutos. Un centro de maquinado se justifica para corridas largas, por eso es que ese tipo de máquinas no son para nosotros”.

El diseño como valor agregado

Un taller bien equipado

Maquitrak cuenta con dos tornos CNC con chucks de 14" y tres fresadoras de mesa de 10" x 50" de la marca TRAK, además de una fresa convencional, taladro de banco y una rectificadora. Para la preparación cuentan con sierras de cinta, equipos de marcaje para metal, equipos de soldadura y una pequeña prensa. También, para tareas de metrologí­a, tienen sistemas ópticos, una mesa de mármol y distintos equipos de medición y calibración.

Del local de 3 x 3, Maquitrak se mudó a una pequeña nave de 90 m2, donde ahora operan con sus tornos, fresas, taladros, sierras y equipo de metrologí­a. Para sus clientes, Amado tiene ya una oferta que va desde el diseño de componentes o de mecanismos, hasta la puesta en marcha del sistema en el sitio de producción.

“Tenemos un diseñador aquí­ mismo. En ocasiones el cliente solo nos habla de su necesidad, los puntos a trabajar y su proceso de producción y, a partir de ahí­, nosotros hacemos la propuesta del diseño y, una vez aprobado, lo producimos”. El diseñador tiene una estación de trabajo en la planta alta del taller con una licencia de SolidWorks, en la que hacen simulaciones en 3D de los mecanismos. Gracias a la capacidad técnica desarrollada en la joven empresa, ya no solo fabrican componentes, sino que ahora han pasado a la integración y programación completa de un mecanismo o un herramental basado en las tareas que requiere una máquina para la fabricación de un componente automotriz.

Dentro del área actual tienen un pequeño espacio para almacén, de donde se toma el material, se corta e identifica para dejarlo preparado para su ingreso al sector de maquinado. Este pequeño inventario de proceso también les ha generado beneficios en términos de operación y productividad. Es, literalmente, como una pequeña fábrica.

Amado, quien empezó solo en la operación con un torno en un pequeño espacio de 3x3, ahora tiene el apoyo de 10 empleados que le han permitido ir creciendo de manera orgánica.

No es un tema nada más de maquinaria. Yo no estoy en una oficina. Estoy con mi equipo trabajando, conviviendo, comiendo e incluso descansando. Yo he estado en empresas grandes y conozco lo importante de un buen ambiente de trabajo, donde la camaraderí­a abre paso a la generación de ideas y al incremento de la productividad. Los empleados se quedan porque les trato de pagar bien y, sobre todo, porque aprenden. No hay lí­mites en cuanto al trabajo. Les permitimos involucrarse y aprender sobre máquinas herramienta. El ambiente es limpio y sano”. A algunos de sus empleados los conoce desde hace 20 años, durante su paso por otras empresas. Mientras que la mitad de su equipo tiene carrera de técnico, la otra mitad ha sido formada en el taller mismo. “Todos los dí­as aprendemos. Los técnicos se forman aquí­, pero lo más importante de cultivar no es el conocimiento, sino el compromiso con el proyecto”.

El siguiente paso

Francisco Javier Amado cuenta que debido al ritmo de trabajo que han sostenido en los últimos años, no han tenido tiempo de planificar hacia el futuro. No por desorden, sino por saturación. “Tengo que reconocer que por ahora estamos centrados en los proyectos. Lo que empecé haciendo solo, ahora lo hago con seis operadores en maquinado, tres personas en corte y habilitación de material y un diseñador. Esto no ha sido pensado, simplemente he respondido a la demanda”.

El empresario atribuye parte del crecimiento a la tecnologí­a que han incorporado, pues es “la misma facilidad de la máquina la que nos ha permitido hacer entregas más rápidas y nos impulsa a comprometernos con trabajos más grandes, pues nos genera ganancias, las cuales hoy están destinadas a reinversión, a la compra de más equipos que nos permitan ampliar nuestra capacidad”.

Aunque Maquitrak ahora opera en un pequeño local de 90 m2, esto no será por mucho tiempo, pues ya están construyendo una nave muy cerca de ahí­, pero sobre 600 m2, la cual será distribuida en 400 m2 de planta y 200m2 para oficinas, construidas en dos pisos. “Hemos podido comprar las cosas poco a poco asegurando un crecimiento saludable”.

Producir para terceros no basta

En Maquitrak se hace el diseño y fabricación de pallets para asientos de automóvil; indicadores de precisión; herramentales para procesos de soldadura; troqueles de corte, doblado y progresivos, y sistemas de automatización para fabricación de componentes automotrices. También fabrican sistemas para máquinas llenadoras, sistemas de inspección y diferentes sistemas para otras industrias. Sus diseños se hacen completamente en 3D y sus propuestas pueden iniciar con plantillas del cliente o desde "cero", con propuestas de diseño acordes con soluciones especí­ficas. La fabricación de productos propios parece ser un paso natural.

En la nueva nave, la cual deberá estar lista en 2018, tendrán más espacio para más maquinaria y, sobre todo, una configuración más ideal para una fábrica, pues el siguiente paso, explica Amado, es desarrollar sus propios productos, con su propia marca. “No queremos solo depender de los productos de terceros como ahora lo hacemos”.

Amado considera que ahora están prácticamente al 100% de su capacidad por lo que el movimiento a la nueva nave les permitirá incrementar su capacidad al incorporar nuevos equipos. “Además, tenemos muchas cosas sueltas. Tendremos áreas determinadas, como metrologí­a, recepción, producción, un comedor, además de las oficinas y salas de juntas. Esto es fundamental no solo por el espacio y el orden fí­sico, sino por la proyección con el cliente, a veces por el tamaño no parecemos confiables, aunque por fortuna siempre terminamos demostrando lo contrario”.

Amado explica que tener una planta con maquinados no significa que no puedan tener orden y limpieza. Máquinas limpias, herramientas, carros y orden, es una cultura empresarial que esperan les permita cumplir con sus metas de crecimiento y con la sentencia inicial: “Lo hicimos para que funcionara”.

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