Reconversión tecnológica con maquinaria mexicana

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Cuando el fabricante Tornos Marta, de Delicias (Chihuahua), migró a tecnologí­a de control numérico, sus tiempos mejoraron y los compromisos de entrega adquirieron certeza. Con el respaldo de maquinaria mexicana fabricada por la firma jalisciense Viwa, este taller metalmecánico norteño está dando de qué hablar en una comunidad tí­picamente agrí­cola.

Ramón siempre quiso tener su propio taller. El gusto por los tornos, por las máquinas herramienta, le llegó desde muy joven. Literalmente, Tornos Marta se fundó mucho tiempo antes de instalar su primer torno.

Originario de Delicias, Chihuahua, Ramón Marta Vargas estudió en la secundaria técnica 3 (conocida como la agropecuaria). En aquella ciudad de poco más de 137,000 habitantes, la actividad principal es la producción de lácteos pues, de hecho, representa la cuenca lechera más importante de aquel estado del norte de México.

Siendo este el principal motor económico de la ciudad resulta natural entonces que sus habitantes se dediquen a actividades relacionadas con el campo o con las empresas productoras de leche del lugar; no obstante, para Marta, fue diferente. En la secundaria tuvo como asignatura el taller de máquinas herramienta y eso marcó su destino. Como él mismo dice: "fue entonces que agarré el amor por los tornos".

Después de la secundaria, hizo sus estudios medios superiores en el CECATI 137, donde continuó su formación técnica relacionada con la metalmecánica. Una vez egresado, su primer objetivo fue comprarse un torno.

Cómo se encausa un sueño

Para una región donde el campo es la prioridad económica, Marta Vargas entendió que la oportunidad para un taller metalmecánico encajaba en la reparación y elaboración de componentes para la maquinaria agrí­cola.

Pero ¿cómo empezar?, ¿cómo comprar la primera máquina? El ahora empresario deliciense tuvo que pasar por varias etapas, desde tomar pequeños empleos en la ciudad, hasta migrar a Estados Unidos temporalmente para trabajar y reunir el capital necesario (uno de esos empleos fue en un silo de la firma Sullivan Inc., en el estado de Kansas). Tras algunos años, reunió los USD 3,400 que le costó su primer torno usado.

La máquina fue comprada en Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua (una región menonita ubicada a unos 180 kilómetros de su natal Delicias) e instalada posteriormente en la cochera de la casa de su padre. Ramón tení­a entonces 22 años cumplidos y fue, a esa temprana edad, que comenzó a encausar su sueño.

El siguiente paso fue buscarle trabajo a la máquina. "Cuando inicié tení­a que hacer lo que cayera. Hice anuncios públicos, visité personas conocidas y busqué en las empresas aledañas que pudieran necesitar apoyo... y así­ empezaron a llegar trabajos", nos cuenta Ramón Marta.

Siempre pensé que una vez con la oportunidad de un proyecto, lo más importante era hacerlo bien, muy bien, pues este me iba a traer otro, y luego otro. Y, hasta el momento, no ha dejado de funcionar así­", explica Ramón Marta Vargas, emprendedor.

De esta manera, empezaron a llegarle trabajos de reparación y fabricación de componentes agrí­colas de los ranchos aledaños, así­ como requerimientos para la elaboración de piezas para muebles. "Empecé a trabajar mucho para carpinterí­as y, con los años, compré una fresadora, un cepillo y un segundo torno", describe Marta. "Cuando inicié con la primera fresadora, era una reliquia, muy antigua, de bandas y, a pesar de todo, ahí­ sacábamos mucho trabajo, incluyendo engranes helicoidales. Por eso nos recomendaban mucho".

Luego de varios años, en 2006, el emprendedor chihuahuense abrió finalmente su taller en un local en la colonia Santo Niño, donde aún siguen establecidos.

Fue en 2008 cuando compraron su primera máquina nueva, una fresadora CNC de la marca Viwa. "Esa máquina la vimos primero en Internet, cuando buscábamos el equipo que necesitábamos. Entonces me di una vuelta a Guadalajara para verla, me gustó el control y las caracterí­sticas en general de la máquina. Con la nueva fresadora empezamos a hacer piezas más elaboradas y con geometrí­as más complejas", comparte el empresario.

"Entonces, empezamos a hacer piezas para las maquiladoras. Vení­an personas con piezas delicadas, pues nosotros tení­amos la primera fresadora CNC en Delicias y llegaban muchas personas que eran recomendadas por nuestros propios clientes. Para mí­ esta máquina también fue un verdadero programa de capacitación en nuevas tecnologí­as y cada vez fui profundizando más en las posibilidades de fabricación que me ofrecí­an estas máquinas", detalla Marta.

Invertir en esa primera máquina no fue fácil, pues tuvo que reunir algunos ahorros y conseguir un crédito parcial, mismo que fue facilitado por el propio fabricante de la máquina.

Así­ empezó un proceso de capacitación y, tras la adquisición del software BobCAD-CAM, pudieron profundizar en las posibilidades del maquinado CNC. Esto sin duda elevó el nivel técnico del taller, el cual ha evolucionado con el tiempo, lo que ha sido un proceso integral de desarrollo humano y tecnificado. "Fue con uno de mis soldadores que empecé con esta nueva etapa del taller. Tení­a más personal, pero en realidad eran temporales que vení­an según la demanda de cada proyecto. Esto fue creciendo y actualmente ya son ocho los empleados de planta".

Entre los empleados se encuentra su hijo Ramón Oswaldo Marta hoy, ya con una edad de 24 años, técnico electromecánico y estudiante de la carrera de administración de empresas. Sin duda, la participación de su hijo está preparando el terreno para la transición generacional que asegure la longevidad de la empresa. Además, "él me ayuda mucho en todos los términos tecnológicos, pues además de su formación técnica, ha estado involucrado con las máquinas desde que era un niño".

Fue, de hecho, su hijo quien lo impulsó para obtener financiamientos y apoyos de gobierno disponibles para empresas de manufactura. "Canacintra nos hizo un préstamo de 200,000 pesos para equipamiento. Mi hijo fue quien me insistió y fue guiando para reunir la documentación necesaria. í‰l se iba en bicicleta hasta las oficinas de Canacintra en el centro de la ciudad para llevar a cabo el proceso y los trámites. Sin él, probablemente seguirí­a trabajando con la maquinaria vieja", nos cuenta Ramón.

El empresario añade que fue en la escuela donde su hijo entendió no solamente cuáles eran las nuevas tecnologí­as disponibles para un taller de maquinado, sino que además conoció cómo funcionan los esquemas de financiamiento en el paí­s. Cuando les hablaron de los créditos, analizaron juntos la información e hicieron un plan dentro del cual consideraron la venta de algunas de sus máquinas convencionales, para poder fondearse y acceder a los financiamientos.

"Mi hijo lo tení­a bien claro", asegura Marta. "De hecho, en el taller tení­amos un torno japonés usado muy bueno. Era su favorito, prácticamente solo él lo usaba. Algunas veces me decí­a que el dí­a que yo vendiera ese torno, renunciaba. Pero cuando hicimos números y nos dimos cuenta de que tení­amos que venderlo para adquirir nuestro CNC, él ni chistó en que lo vendiéramos".

Y así­, dicho por el entrevistado, "aprendimos el caminito". Siguieron aplicando para obtener recursos a través de fondos gubernamentales y fueron adquiriendo más máquinas con control numérico. "Para comprar el centro de maquinado, di algunos anticipos sin solicitar la máquina mientras tramitaba el crédito. Pues querí­a asegurar tener las máquinas que sabí­a que me iban a ayudar a seguir creciendo. Cuando me autorizaron el apoyo, yo ya habí­a descontado mucho del costo y fue mucho más fácil".

Ahora tiene claro que cuando trabajaban con equipos convencionales la producción era mucho más lenta y con mayor complicación para alcanzar tolerancias. "En los CNC es una gran diferencia, pues prácticamente las piezas se hacen a partir de los dibujos. Y aunque las herramientas para estos equipos son más caras, pues el mismo negocio nos permitió irnos equipando con máquinas, herramientas y equipos de sujeción adecuados".

En los CNC es una gran diferencia, pues prácticamente las piezas se hacen a partir de los dibujos. Y aunque las herramientas para estos equipos son más caras, pues el mismo negocio nos permitió irnos equipando con máquinas, herramientas y equipos de sujeción adecuados", explica Marta.

Es por ello que, en su actual localidad, donde cuentan con un espacio de 200 m2, buscan desplegar un taller bien equipado con tecnologí­a de punta. De hecho, ya cuentan con cinco equipos CNC, uno de ellos un centro de maquinado de tres y otro de un cuarto eje, todos de la marca tapatí­a Viwa, pues Ramón ha obtenido los resultados buscados en dichos equipos, además de que asegura estar recibiendo un servicio técnico y de capacitación muy eficiente. De hecho, apenas, a finales de agosto del presente año, recibieron el más reciente, un torno CNC VTC 1640 T400, que ya está instalado y en funcionamiento.

Marta cuenta con un taller hí­brido, con un total de 15 máquinas, entre tecnologí­a CNC y equipos convencionales, que le permiten trabajar con mucha flexibilidad. "Ciertas piezas todaví­a las trabajamos en los tornos que no tienen CNC, para hacer por ejemplo desbastes y aproximaciones, o bien, tareas de maquinado más sencillas".

Además de las máquinas de arranque de viruta, también han incorporado otros equipos complementarios, como un comparador óptico de la marca Deltronic CNC y un horno Cress para tratamientos térmicos.

No todo es tener un CNC. Los aceros llevan tratamientos y requerimos asegurar que estamos siguiendo bien las tolerancias exigidas por nuestros clientes

Aunado a lo anterior, Ramón Marta y su equipo están capacitándose de manera continua en aspectos técnicos tales como la interpretación de planos, tolerancias geométricas y temas relacionados con metrologí­a. Dichos cursos los toman directamente con los proveedores o con instancias como el Centro de Entrenamiento de Alta Tecnologí­a (Cenaltec) de Chihuahua.

Rápidos, precisos y oportunos

Los clientes de Tornos Marta no solo se han incrementado, sino que cada dí­a se presentan con requerimientos más complejos. Entre otras cosas, destacan la manufactura de herramentales para los fabricantes de las botellas de Heineken (ubicada en Meoqui, apenas a unos 10 kilómetros de Delicias), Mead Johnson, Goodyear (ahora Continental), Thermodisc, ADC, Commscope, Tristone y Wrangler, además de que les siguen demandando mucho trabajo de ranchos grandes y fábricas de muebles.

Para estas empresas hacen desde piezas para mangueras, coples, herramentales para fijación y sujeción, moldes para corte, engranes helicoidales y cónicos, así­ como diferentes componentes; además de reparaciones y mantenimiento para componentes agrí­colas o de maquinaria industrial, como son tuercas hexagonales, navajas y diversas piezas de aluminio. Para Mead Johnson, por ejemplo, fabrican algunos rodillos con tratamiento, tarea para la cual, se usa de manera intensiva un horno eléctrico.

La incorporación de tecnologí­a CNC dio un giro de 180 grados al destino de la empresa de Delicias. "Antes no nos podí­amos comprometer. A partir del primer equipo de control numérico si nos piden un número determinado de piezas, sabemos con precisión cuánto nos vamos a tardar y podemos cumplir con los tiempos de entrega. Esto es súper importante hoy en dí­a. Además, en general, sacamos la producción mucho más rápido, lo que nos permite tomar más proyectos", señala Marta. "Ya no es tan pesado estar sobre la máquina, moviéndola, manejándola. Ahora solo la programamos, nos aseguramos de mantenerla alimentada con el material en proceso y vigilamos la operación".

El industrial explica que ahora las piezas que producen son de mayor precisión o con detalles como roscas muy particulares. "En un torno convencional hací­amos tres o cuatro roscas en una hora. En un CNC podemos realizar entre 40 o 50 en el mismo tiempo, dependiendo de la aplicación".

Pero a pesar del permanente crecimiento de la empresa, no todo ha sido miel sobre hojuelas para la familia Marta. En 2009, con la crisis económica detonada por la industria automotriz, las ventas cayeron a niveles alarmantes. "Fue en este periodo de desaceleración (2012) que mi muchacho entró a trabajar formalmente al taller", recuerda el empresario.

Como acababa de egresar del Conalep, tení­a muchas ideas de mejora y la firme inquietud de asegurar que todas las máquinas tuvieran trabajo. "Yo, por ejemplo, normalmente no salí­a a buscar trabajo, pues sabí­a que este llegaba solo, pero él tení­a otra idea, así­ que elaboró una lista de probables clientes y se dedicó a visitarlos".

Fue así­ como lograron entrar a diferentes empresas de maquila establecidas la ciudad. Entonces, uno de los nuevos clientes fue el fabricante de pantalones Wrangler, al que le empezaron a fabricar refacciones para sus máquinas. "Les hemos solucionado muchos problemas y les hemos mejorado sus piezas", menciona.

La crisis pudo ser amortiguada entonces tanto por clientes ya existentes que les mantuvieron enviando trabajo (tal fue el caso de Goodyear), como por las ideas y brí­os frescos de su primogénito.

Esta bocanada de aire nuevo ayudó a superar la prueba de fuego. Ahora, Tornos Marta se prepara para participar en ligas mayores, con mejor tecnologí­a, mayor capacitación y la capacidad de sacar adelante proyectos más complejos. Ahora mismo están ampliando su nave para incrementar su capacidad de producción.

Marta reflexiona que "nuestra diferencia es que ofrecemos calidad y mucha experiencia. Yo mismo comencé a trabajar en talleres desde muy joven, desde que salí­ de la secundaria. Han sido muchos años de encierro en el trabajo. Años de esfuerzo que han valido la pena. Sobre todo, porque era un sueño que tuve desde que era un adolescente".

Ahora les tocará a sus hijos continuar el sueño. Aunque a Ramón le quedan muchos años por delante, ahora sus dos hijos, Oswaldo e Ivonne Janeth (egresada de la carrera de psicologí­a industrial, y que ya se está haciendo cargo de los procesos administrativos) son los que trabajan a su lado para asegurar el brinco generacional de la empresa.

"Yo en realidad no pienso mucho en el futuro, sino que me enfoco en el dí­a a dí­a; sin embargo, noto que mis hijos traen la visión de moverse hacia nuevas tecnologí­as... y hacia allá vamos".

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